Hoy brindo un homenaje a mi tocayo luchador contra los Gigantes de este mundo. Harto de marionetas de trapo sumidas y rendidas a la humillación de la mediocridad y arrastrados lameculos que no les importa chupar poyas sifíliticas y culos chorreantes de mierda y sangre de moribundo por una minúscula y degradada porción de pastel manido del éxito.Harto de la escoria literaria decide abandonar España y renunciar a su condición pátrida y como un mito desaparecer rompiendo las barreras del lugar y del tiempo.
Levanto esta copa ¡Suerte en tu camino! Es el nacimiento de un mito.
Lean sus comentarios en su blog AQUÍ
5 comentarios:
Esto que dice David González que va a hacer -huir hacia adelante- me parece una forma de rendirse. Cada rendición -cada huída- es en cierto modo una tragedia, pero mucho más en el caso de González, quien entiende la poesía como una lucha (al estilo de este poema de Bukowsky):
"El perdedor
y el siguiente recuerdo es que estoy sobre una mesa,
todos se han marchado: el más valiente
bajo los focos, amenazante, tumbándome a golpes....
y después un tipo asqueroso de pie, fumado un puro:
<< Chico, tu no sabes pelear>> me dijo.
y yo me levanté y le lancé de un golpe por encima
de una silla.
fue como una escena de película y
allí quedó sobre su enorme trasero diciendo
sin cesar << Dios mío, Dios mío, pero ¿ qué es lo que
te ocurre?>> y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa
me arranqué las vendas de las manos y
escribí mi primer poema,
y no he dejado de pelear
desde entonces."
Si nace un mito, muere un hombre.
Para mí hay poco por lo que brindar en todo esto.
Saludos.
Rodrigo.
Saludos.Sus razones tendrá, quizás en otra parte su poesía sea más valorada.
Puede que regrese dentro de unos años con las pilas cargadas de experiencia dispuesto a luchar aquí, en este dificil ring
Ah y yo más que nada brindaba por él
Yo no huyo, Rodrigo. Pero, como dice mi tocayo, para que mi poesía sea más valorada tengo que a mis 43 años, enfermo de diabetes y sin trabajo, ni nadie que me lo ofrezca, dar un pequeño rodeo...Y como ya he dicho, y vuelvo a decir, sin ningún tipo de acritud: estoy harto de sufrir desprecios y humillaciones en mi propia tierra que, en vez de valorar a un tipo, en este caso yo, que fue un delincuente, que pasó por la cárcel, que se regeneró y trabajó durante diez años en una empresa de metal y que ahora está luchando conra una diabetes que me ha jodido la vida, y que, por si fuera poco, escribe un libro todos los años, coordina antologías, ayuda a poetas que empiezan (cosa que no hicieron conmigo), en vez de valorar todo eso, lo que hacen en la que era mi ciudad, es ningunearme y apoyar, por amistad o por rollos políticos a una peña (Taibo a la cabeza) a la que una vez pasados los eventos que, repito, organizan con dinero de los contribuyentes asturianos, no les vuelves a ver el pelo en todo el año ni por la calle ni por ninguna otra parte...A vr, dime, Rodrigo: ¿qué hago para buscarme la vida? ¿Vuelvo a pegar palos como cuando tenía 17 años?
Por otro lado: en mi opinión solo hay 3 clases de personas en esta sociedad nuestra: los que mandan, los que obedecen y los que huyen...Los que luchan, si ganan su lucha se convierten en los que mandan y si pierden se convierten en gente que obedece...Pero recuerda esto: mi colega Antonio Orihuela me regaló hace años un poema visual que venía dentro de un sobre y que decía: Poema para llevar siempre en la manga...Lo que traducido al castellano viene a significar: todavía, antes de pirarme de España, guardo unos cuantos comodines en las mangas, unas cuantas sorpresas que van a poner a más de uno en su sitio...De todos modos, respeto tu opinión, por el tono en que está escrita y porque aunque no compartas mi "huída" escribres tu comentario de manera respetuosa y como ya he dicho en mi último post en mi blog: a la gente que habla de mí o de mi poesía (que para mi viene a ser lo mismo) tanto si habla a mi favor o en mi contra, esa gente, entre la que te incluyo a ti, merece todo mi respeto...
Gracias por tu suma atención, David (González). No debí atreverme a valorar las decisiones de nadie que no sea yo (y de las que por tanto poco -nada- puedo conocer de sus razones y motivos.)
Saludos (y suerte).
Rodrigo.
Publicar un comentario