Como un sueño, igual que la vida, es el verano. Mientras se queman los bosques, sube el cachopo, muere Sandy, siempre será Sandy o intentan acuchillar a Salman Rushdie, uno se puede evadir de todo durante unos breves instantes. Lo que le dejan o le permite la economía. Siempre dije, como economista, y en uno de mis poemas lo reflejo, que "la economía ye la capacidad del ser humano de ir a Cuba por año. Si va bien vas dos o tres veces". A Cuba no, pero este año me dio para ir unos días a París, perderme entre sus bohemias calles, asistir a la llegada del Tour de France (el ciclismo aunque veloz, no me resulta distante), visitar la tumba de Jim, de Molière, Paul Éluard o María Callas. Comprobar que después de este sueño despertarás siendo un cadáver, y ayer no lo eras. Ver el vídeo poema que grabé AQUÍ.