Tormenta Nocturna (I). Un relato por entregas de Suarón

El viento silbaba en Deadwood como una agreste melodía de Morricone. Un mes de intenso y duro calor sobre las ganaderías del norte machacaba las fuerzas y el ánimo de O’Connell junior. Su familia había emigrado desde Irlanda en busca de la tierra dorada americana y no estaba dispuesto a renunciar al sueño. Era un luchador y bajo ningún concepto un cobarde. Derramaría su sangre con tal de salir adelante.

La banda de cuatreros de los Sullivan suponía en estas fechas una losa difícil de salvar. No conformes con robar ganado y amenazar a los granjeros se habían apropiado de las escasas reservas comunales de agua. Sería la ruina para muchos. Las reses estaban exhaustas y muchas morirían con sólo el agua de los resecos pozos de las granjas.
O’Connell junior no estaba dispuesto a pasar por ello. Él no era un cobarde como el resto.Y si el inepto borracho del sheriff no hacía nada ya era hora de que alguien diera un puñetazo sobre la mesa.

Los Sullivan solían visitar frecuentemente a Clarece y sus chicas. Les haría frente en el prostíbulo. El viejo Winchester de la guerra todavía iba a soltar un par de palabritas…

continuará...