Los ranchos se extendían hacia el norte desde las poblaciones de El Caliente, BigYellow y Deadwood por un territorio duro en el que las formaciones rocosas erosionadas se erigían testigos del cambio.No hace mucho estos terrenos albergaban y servían a las tribus indias de emplazamiento defensivo frente al avance de las tropas del General McAllister.
Muchas millas más al norte Fort Windows todavía permanecía en alerta para contener al bravo Luna de Lobo y sus guerreros.
El rancho de O´Conell junior era similar al resto de granjeros de la zona y suponía la humilde esperanza a un sueño desde que su familia cruzó los mares y se adentró a la conquista de la prometedora tierra norteamericana. Una bonita casa de madera era el hogar que le acogía junto con su esposa Silvia O´Conell y su pequeño hijo Charles. Casi medio centenar de cabezas, un molino, un pozo, una peña plantación de maíz y un granero constituían una hacienda que tenía los visos de aumentar si por fin el ferrocarril lograba extenderse a la zona.
Aquel día amaneció diferente ya que unas alentadoras nubes se dejaban ver en el horizonte, muy cerca de la colina del Zorro Plateado.
O´Conell se levantó como siempre para atender al ganado. El pozo no daba más de sí, en pocas semanas sería la ruina absulta. Cogió un puñado de tierra, lo lanzó al aire maldiciendo y regresó a casa.
-Silvia, no podremos continuar así. Si esa panda de señoritas no hace nada yo no voy a pasar por esto.
-Tranquilo Jhonny, ya verás como enseguida llueve. Y Edgar hace tiempo que dio parte a la comandancia del ejército.
-Va esos no moverán un dedo por unos simples granjeros, bastante tienen colgándose medallas por matar a un puñado de siux y con vigilar el ferrocarril. Tenemos que ser nosotros, yo soy buen tirador…
-Jhonny por favor!!! No te quiero oír hablar así, los Sullivan son unas sucias asquerosas alimañas sin principios y están acostumbrados a la gresca.
-Yo soy irlandés. A mí ninguna mierda de alimaña me va amedrentar.
continuará...
Muchas millas más al norte Fort Windows todavía permanecía en alerta para contener al bravo Luna de Lobo y sus guerreros.
El rancho de O´Conell junior era similar al resto de granjeros de la zona y suponía la humilde esperanza a un sueño desde que su familia cruzó los mares y se adentró a la conquista de la prometedora tierra norteamericana. Una bonita casa de madera era el hogar que le acogía junto con su esposa Silvia O´Conell y su pequeño hijo Charles. Casi medio centenar de cabezas, un molino, un pozo, una peña plantación de maíz y un granero constituían una hacienda que tenía los visos de aumentar si por fin el ferrocarril lograba extenderse a la zona.
Aquel día amaneció diferente ya que unas alentadoras nubes se dejaban ver en el horizonte, muy cerca de la colina del Zorro Plateado.
O´Conell se levantó como siempre para atender al ganado. El pozo no daba más de sí, en pocas semanas sería la ruina absulta. Cogió un puñado de tierra, lo lanzó al aire maldiciendo y regresó a casa.
-Silvia, no podremos continuar así. Si esa panda de señoritas no hace nada yo no voy a pasar por esto.
-Tranquilo Jhonny, ya verás como enseguida llueve. Y Edgar hace tiempo que dio parte a la comandancia del ejército.
-Va esos no moverán un dedo por unos simples granjeros, bastante tienen colgándose medallas por matar a un puñado de siux y con vigilar el ferrocarril. Tenemos que ser nosotros, yo soy buen tirador…
-Jhonny por favor!!! No te quiero oír hablar así, los Sullivan son unas sucias asquerosas alimañas sin principios y están acostumbrados a la gresca.
-Yo soy irlandés. A mí ninguna mierda de alimaña me va amedrentar.
continuará...
3 comentarios:
Podrá siempre contar si no con Perico y la ferramienta :-)
Vaya con el irlandés, un tipo duro. Ya no quedan hombres así.
Espero la siguiente entrega.
Un saludo
Saludos, si que los tiene bien puestos.
Y si no la ferramienta..
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