21/11/08

Su.r..Mi..r.

MAX ERNST."Fatagata"

Últimamente experimento con el surrealismo, tengo escritos bastantes poemas, supongo que la fiebre se me pasará pronto. He aquí uno de ellos:


En el chato de la libélula un hombre habla de justicia,
porta libros sobre la verdad y el alcornoque.
Grita en sueños y se corre en el pijama
de xilófono y mantecado de zinc.

Nos llama a tod@s a que acudamos
al aborto de sien y oro.
Grita esperanza a los cuatro costados de tu cintura.
Es primavera en el cine y la sesión de las 14h
comenzó con susurros de regaliz y entelequia.

El hombre se rasga su piel de sardina,
muestra la pancarta a la muchedumbre.
El aliento de un oso hace tambalear la estancia
y la palabra esperanza rezuma alcachofas
en la curva de los espejos.

Tod@s han frito un huevo
con el calor de los Mosqueperros.
Alicia y el gentleman discuten
variantes a la nueva apertura azteca.

Mañana todo será distinto
en el pozo donde yace la abuela.

David Suárez, Suarón


Por otro lado gracias a la cibereditorial LULU se pueden leer ya los poemarios Cacharros malversos y Alcantarillas sin necesidad de descarga ni subvención. Tan sólo pinchando en el enlace que tengo a la derecha aparece una pantalla para la lectura, al igual que en google books. Tengo que subir El blog de Drácula pero al ser un libro artístico creo que hay que escanearlo primero.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

está muy bien, se corre en el pijama me ha recordado mi olvidada pubertad surrealista, polución nocturna soñando con un cuadro de Dorotea Tannig.

Doroteo Tannig Natchmusic

David Suárez Suarón dijo...

Gracies, yo todavía tengo mucho de adolescente

ada dijo...

Uf...pues a mí el surrealismo aún no se me ha pasado...será un virus incurable??

Chulo el poema :)

Bxuss!

Anónimo dijo...

Enero. Sus últimas
estancias. El sol
está más alto.
Alguna lagartija asoma
entre los setos.
Brotan ya los narcisos
con la misma pasión que un día
sentí sobre mi cuerpo.

Respiro hondo. Rejuvenezco
un poco y siento
-qué contradicción dulce-
que envejezco.

Anónimo dijo...

En el chato de la libélula un hombre habla de justicia,
porta libros sobre la verdad y el alcornoque.
Grita en sueños y se corre en el pijama
de xilófono y mantecado de zinc.


Nos llama a tod@s a que acudamos
al aborto de sien y oro.
Grita esperanza a los cuatro costados de tu cintura.
Es primavera en el cine y la sesión de las 14h
comenzó con susurros de regaliz y entelequia.


El hombre se rasga su piel de sardina,
muestra la pancarta a la muchedumbre.
El aliento de un oso hace tambalear la estancia
y la palabra esperanza rezuma alcachofas
en la curva de los espejos.


Tod@s han frito un huevo
con el calor de los Mosqueperros.
Alicia y el gentleman discuten
variantes a la nueva apertura azteca.


Mañana todo será distinto
en el pozo donde yace la abuela.

Consejo: dedica tus esfuerzos a las esquelas que son más fáciles de escribir: tienes plantilla y no te sales del marco. Eres malo hasta para LULU.

Anónimo dijo...

VOYONS CES PETITS BOTTINS

UN RINOOCERONTE BLASCOIBAÑEZ
MIENTRAS TODOS SE CORREN EN EL PIJAMA
ENTRE TRE TRE TUS TRES MUSLOS DE HORTIGA
DE MENÚ GRIS ABSTINENCIA
AY COÑO !!
OSCURO Y PLATA MIENTRAS TANTO
Y LÍQUIDO DE CALABOZO.

(pierre bottes de prévert)

Anónimo dijo...

Enero. Sus últimas
estancias. El sol
está más alto.
Alguna lagartija asoma
entre los setos.
Brotan ya los narcisos
con la misma pasión que un día
sentí sobre mi cuerpo.

Respiro hondo. Rejuvenezco
un poco y siento
-qué contradicción dulce-
que envejezco.

Anónimo dijo...

Enero. Sus últimas
estancias. El sol
está más alto.
Alguna lagartija asoma
entre los setos.
Brotan ya los narcisos
con la misma pasión que un día
sentí sobre mi cuerpo.

Respiro hondo. Rejuvenezco
un poco y siento
-qué contradicción dulce-
que envejezco.

Anónimo dijo...

Enero. Sus últimas
estancias. El sol
está más alto.
Alguna lagartija asoma
entre los setos.
Brotan ya los narcisos
con la misma pasión que un día
sentí sobre mi cuerpo.

Respiro hondo. Rejuvenezco
un poco y siento
-qué contradicción dulce-
que envejezco.

David Suárez Suarón dijo...

Ada: Bxuss, pues supongo que es una enfermedad crónica, aunque la puedas atenuar siempre estará latente dispuesta a salir.

Anónimo 3: Se ve que no entiendes de literatura, si quieres puedes apuntarte a mi taller literario por sólo 120 euros al mes para aprender. El primer ejercicio te lo regalo, te será muy fácil:
Redactar una crónica-relato con
esquela del asesinato de FEDERICO GARCÍA LORCA

Pierre: Gran poema mojadito

Anónimo dijo...

ESCENA DE CASA



Y es que aunque nada puede

detenerse,

he sido tan feliz que es suficiente. Bajo

la tarde, aquí, recuerdo

ahora

la vida transcurriendo

como fruta brillante. Las fieles golondrinas

girando hasta la cuadra y el olor

de la hierba.

-Mi madre era tan joven...-



Existió todo en mí. El cariño y la infancia

como un pan abundante,

los rayos del verano entrando

hasta la siesta. El nombre los pájaros,

su canto. Las luciérnagas,

su silencio encendido sobre las noches

largas.



Ha sido tan verdad que ya es bastante.

Más allá, los postes de la luz,

los maizales,

y el mundo se acababa.





ACCIÓN DE GRACIAS



Me ha costado mis años

llegar a escribir

soy

siento.

Estoy aquí y percibo

la grandeza del día,

su dimensión azul,

mi transparencia.

Se lo debo a los nombres

que tanto me llamaron.

Se lo debo a la infancia

y a su fosforescencia.

Se lo debo a los árboles

que crecieron conmigo.

Y a los versos que un hombre,

pastor en Orihuela,

dejó sobre la vida,

llegaron a mis manos,

giraron en mis ojos,

filtraron en mi voz.

Y, corazón arriba,

reconocimos juntos

la belleza.





ÁREA DE PRIORIDADES



De nada vale decir

aquí estoy yo,

gobierno y mando,

si al pasar por Castilla

y ver el sol crujiendo tras

los olmos,

uno no sabe dar gracias a Machado.



De nada sirve

montar revoluciones, modernizar

las leyes,

si al entrar en Moguer y abrir sus muros

blancos,

uno no escucha, como un geranio púrpura,

la voz en los balcones de Juan Ramón

Jiménez.



Muy poco importa

marcharse tan de prisa a tantas partes

a todas a ninguna,

sin pararse una vez, y al coger nuevo

aliento y mirar el camino,

sentir sobre la piel: Palabras

para Julia.



Sin duda alguna,

España no va bien, como el resto

del mundo y el fondo de la vida.

Necesitamos agua, pan, un poco

de esperanza. Y poesía.



EL VENENO AGRIDULCE DE LA VIDA



Ganar, abrir, cerrar,

perder. Hoy el encuentro

feliz. Mañana la despedida.

Todo es lo mismo

y contrario. Como la luna

y el día. Todo de luz y de

sombra. Como una noche

muy llena y una casa

tan vacía.



Tomo un sorbo. Reconozco la fe.

Amargamente sonrío:

dulce veneno, la vida.





DESHIELO



Enero. Sus últimas

estancias. El sol

está más alto.

Alguna lagartija asoma

entre los setos.

Brotan ya los narcisos

con la misma pasión que un día

sentí sobre mi cuerpo.



Respiro hondo. Rejuvenezco

un poco y siento

-qué contradicción dulce-

que envejezco.







REPETICIÓN DE UN DÍA



Esta mañana -julio, sol, silencio-,

amargamente hermosa, la he vivido

hace tiempo. No sé dónde

ni cuándo.



Los gatos a la sombra del castaño,

espejismos de fuego en los caminos,

la vida inabarcable y el eco intermitente

de un tractor a lo lejos.



No sé dónde ni cuándo. O todo

era más hondo o yo no soy

el mismo.



(Inéditos en castellano)







ARGOS



Los caseros no atienden a sus ojos,

pero detrás de sus negras pestañas

oculta una tristeza tan redonda

que apenas le permite la mirada.

Por eso algunas veces con la cola,

cuando escucha el sigilo de las vacas,

dibuja sobre el barro en que reposa

retazos de impotencia y de desgana.

Y poco a poco el giro de las moscas

que rondan sobre él noche y mañana,

le han dado un parecido con las cosas

que a la muerte se pudren olvidadas.

Su hocico respingón ya tiene forma

del aullido más último del alma,

y de aquella nariz de caracola

tan única en los rastros de la caza,

cuelga la transparencia de una gota

que ya no puede secarse con la pata.

Y aunque sigue esperando, de su boca

sale de vez en cuando esa palabra

con que expresan los perros su derrota;

y lloriquea y cae y se levanta...



(De Poemas del Álbum amarillo)









USTED seguro que ha sentido vergüenza alguna vez

al decir que en su cuarto caía una gotera

o que su pobre madre le hacía el bocadillo

siempre de natas con azúcar

-son cosas de la vida-.

Confieso que en mi casa el olor a humedad

era casi entrañable

y todos los domingos se comían garbanzos,

salvo en alguna fecha señalada.

Que lloré muchas veces por no querer llevar

los jerseys con coderas

o no tener un lápiz con enanito arriba.

Confieso que la ropa nos la daban los primos

que ahora son albañiles

y que nuestra familia se rompió por la herencia

de unos metros cuadrados de baldosas con taras

-son cosas de la vida-.

Que, a escondidas de todos y hasta los siete años,

tuve el chupete debajo de la almohada.

Confieso que los míos son personas sencillas:

usted sospecha que hablo de un padre que no sabe

lavarse bien los dientes,

de una mujer que escribe con mala ortografía,

de unos hermanos fieles como la misma sangre

y una casa que huele, cada vez que entro en ella,

a las húmedas manos de la melancolía.

Confieso que he nacido donde hubiera elegido

por encima de todo

cada vez que naciera.

(De La hora de las gaviotas)







YO también masticaba la cal de las paredes

en las tardes de agosto

y creía que sólo se moría en invierno

y no entendía por qué cada vuelta del mundo envejecía a mi madre

Estuve enamorado de una araña grandísima que vivía en una grieta

de la puerta

y hacía competiciones de gusanos.

El cielo me parecía una carpa gigante

y cuando vi pasar los primeros aviones los ojos se me abrieron

como dos libertades.

Mi padre me enseñó a comprender el viento,

a predecir la lluvia en la piel de los árboles

y por eso he tenido siempre miedo al futuro.

De pequeño, además, yo quería ser gitano

para tener un burro, entre otras muchas cosas,

y caminar descalzo.

Pero la vida nunca acepta nuestros ruegos

y me gustó el latín no sé por qué motivo

y aquí estoy ensañando lo que a veces no entiendo.

¿Qué voy a decir yo de la palabra hombre?,

¿cómo puedo explicar que para que haya historia

hubo que desde siempre ir matando o muriendo?

Conseguí ser mayor y me quité estos vicios a pesar de mí mismo:

y me conformo y callo y voy tirando

y echo de menos mucho la araña de la grieta

y el olor de la cal me es como de familia.

Aprendí, como todos, a amar lo que no amo,

y a hacer, según la norma, lo que todos hacían.

(De La hora de las gaviotas)









ARQUITECTURA DE LAS RUINAS



Antigüedad

mujer hermosa

con ojos pompeyanos

que lleva cestos

de sombra

hasta las viñas

Mar

que se mira

en un espejo

y se serena

antes de que

la vean

amanecer las naves

orgullosas

Mujer

lanceolada

con los pechos

en púrpura

que visita

los templos

y pestañean

las lámparas

de aceite

Cintura de la juventud

de la columnas

melancolía

de la flor de

la manzanilla

que te hace

aniversarios

en latín

al lado

de las losas

Mujer

vestida de ceniza

y rayo de luna

que en la noche

te han visto llorar

sobre un mosaico



Pasabas

levemente

los dedos

por la desvanecida

sonrisa

de los padres

queridos.



(De Nadie responde)









SUEÑO DE LA RAZÓN OSCURA



Qué más quisiera yo

que ver desde los montes

el animal del tiempo.

Ser el reverso de la sombra.



El huésped más agraz de las luciérnagas.



El viaje más fundible de los túneles.



El ritmo artesanal del corazón.



El invertebrado rojo de la llama.



Qué más quisiera yo

que ser el viejo perro del coraje

y asustar a la muerte

cuando viene a buscaros.



(De Nadie responde)








CASI siempre era en mayo. Cuando estaban aún

muy verdes las ciruelas

llegaba la estación de los gitanos.

Buscaban el abrigo y extendían sus trastos y sus lonas

donde sonaba el agua y asomaban los lirios.



Eran como el terreno, solitarios, nocturnos.



A ellos les gustaba buscar en la escombrera. Ellas

pedían patatas y gallinas.



La vida, desde allí, me olía como el humo.



Marcharon de repente. Fue un año de chubascos.

Dejaron zapatos y vasijas, vestidos y unas brasas.

La Estrella iba echada tosiendo en la carreta.

Pascasio, el burro gris, apenas se movía.



Y en un árbol atada, comida por las moscas,

quedó ladrando, hasta su fin, la Cáscara.





(De Nada)











Para Nori



ENTONCES la inocencia.



Entonces yo metía la soledad en botes

y bajaba rodando por los prados en cuesta

y disecaba insectos en cajas de cerillas

y entendía la muerte como el final de un cuento

y esperaba la lluvia con las botas de goma

y me hacía feliz estrenar las libretas.



Entonces me escapaba muchas tardes de casa

y me subía a los pinos y vendía las piñas

y nunca había visto de verdad girasoles

y me parecía lejos lo que estaba muy cerca.



Entonces me sabía entero el Catecismo

pero no me gustaba tener que entrar a misa

y estrenaba por Pascua sandalias y bombachos

y estrenaba en Difuntos pantalones de felpa.



Entonces ya admiraba qué libres son los pájaros

y no quería ir siempre por los mismos caminos.



Entonces no me daban respingo las noticias

ni asco los gusanos ni miedo las culebras

angustia ningún peso.



Entonces, la inocencia.



(De Nada)

















NUNCA hice daño a nadie

-que yo sepa-;

ni me importó la vida

de los otros.

Si me pidieron algo abrí

los brazos.

Me equivoqué a menudo

y me equivoco.

Escuché. Puse llave

a dudas y secretos.

Deudas, alguna que otra,

la más grande conmigo.



No me conozco.



Muchas veces me dicen

que siempre estoy

rodeado

de gente..., sí,

y a veces

de tanta multitud

me encuentro más que



solo.



Fumo más de la cuenta

y entro y salgo,

saludo a muchas caras...

Amigos, lo que se llama

amigos,

tengo pocos.

Lloro cuando no puedo

resistir el dolor,

pero me suele hundir

cualquier mal trago

o un simple día de otoño.



Por lo demás

ya veis:

a la vida le pido

lo mismo, al fin

y al cabo, que

vosotros:

que me deje vivir,


pero mientras yo pueda

hacerme cargo.

Por lo demás,

ya saben:

lo que me gusta

ver

lo miro y a la cara.

A lo que no me va

cierro los ojos.

(De Nada)








UN vómito de sangre

mató a mi abuela;

estaba en la cocina, cardando

lana, y cayó como un pájaro.

Mi abuelo navegaba y cuando un día

arribó

se colgó de una viga.

Murió loco de pena, se comentaba.

Dicen los que lo vieron

aquellas tardes

que orinaba en las manos y se reía,

y se arrancaba el pelo y se reía,

y comía las hojas de la higuera.

Y que compró jilgueros y malvises

y gallinas y gallos

y que tapió las puertas y ventanas

y se encerró... y nada,

se colgó de la viga.

Mi abuela era muy joven;

dejó a mi madre

con cuatro años cumplidos

y a su hermano de seis,

Aurelio, como yo,

a quien, hacia los treinta,

le reventó la aorta. No sufrió

apenas.

A mi madre la sangre

le dio siempre también bastante

guerra.

Que nada..., como

suele decirse, en esta

puta vida

una pena se cura con otra

pena

y una herida se cierra

con otra herida.

(De Nada)







CUANTO más tarde sepas

que el fuego acaba en

humo.



Cuanto más tarde veas

que el humo es verdad

muerta.



Cuanto más tarde sientas

que la muerte está en

todo.



Cuanto más tarde admitas

que todo es nada

apenas...

Mejor...



Siempre será muy pronto.

Perder la fe es tan triste...

Como quedarse ciego y no esperar

la luz

por mucho

y más

y mucho que amanezca.

(De Nada)








TODA la vida hablando

del amor

y no conozco más que el humo

y la ceniza:

sus metáforas.

(De Nada)

Anónimo dijo...

Poema de José Bergamín, dedicado al anónimo a ver si empieza a discernir (calidad vs. cantidad)

"En las formas de las horas/que son cristales del tiempo" (CALDERÓN)

Invierno, tu alegría
desnuda de esperanza y de recuerdo
la forma de las horas, cuando hiela
sus cristales el tiempo.

Un blanco sol de niebla transparente,
de luminoso sueño
el alma, desvelada en los sentidos
da luz al pensamiento.

Piensa que sueña el alma, suspendida
de esa inmovil presencia del momento
como si en un instante transtornara
lo mudable en eterno.

por la transcripción: iñigo b.