Cuando amenaza nieve
uno empieza a recordar su vida por nevadas. En Oviedo no es frecuente que
lo haga así que siempre que ocurre queda grabado en la mente, asociadas a ciertas imágenes, por lo general ilídicas y mitificadas. La nieve
trae siempre más trastornos que beneficios. Trastocan el transporte, provocan
accidentes, destruyen cosechas y un sin fin de incomodidades que son obviadas
por la mayoría.Porque la nieve nos saca de la rutina y nos traslada a la
infancia.
Mi primera gran
nevada fue en el año 79, era yo muy guaje y tan sólo puede ver desde la ventana
de mi casa como se cubría todo de blanco y los coches desaparecían. Fue en las
grandes nevadas de principios de los 80 cuando más lo disfruté. Iba al
colegio Hispania y las guerras trivales contra el colegio rival de los Dominicos
se tornaban dramáticas. Desde las trincheras de El Campillín nos lanzábamos
miles de bolas, una escena que bien simulaba a la I Guerra Mundial y en la que
tampoco faltaba el asalto y el cuerpo a cuerpo.
Las arduas batallas dieron
paso a actividades más lúdicas y creativas como lanzarse por una pendiente con
un plástico desafiando a aquella leyenda urbana en la que decía que varias personas
habían muerto desangradas al clavarse una rama en el culo o crear sofisticados
muñecos, señores blancos con bufanda.
En los 90 se
dio paso a una ley seca. Parecía que eso del cambio climático iba siendo verdad y las nevadas
ya iban a ser cosa del pasado salvo en aquella del 92. Estudiaba yo el BUP en "el Seminario" y la excusa
fue perfecta para iniciar una ofensiva kale borroka en forma de bolas de
nieve contra algún profesor.
Todo eso se fue derritiendo y en la década de los 2000 los escasos días eran
aprovechados para salir con la bici pilotado entre la nieve y de copos copas ya
que en la última del 2010, que concidió de fin de semana,
uno no se olvidó de salir a cenar para calentar la noche con
cachopos y orujos.DavidS, Suarón.
1 comentario:
Qué cierto eso de recordar la vida por nevadas...veo que más o menos vivimos las mismas jeje.
Saludos!
Sandra Sánchez
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