O tempora a mores, como farfullaban los vieyos antes de inventase la dentadura postiza, que si lo decían en primavera es que llegaba la época de follar y si era por la seronda llegaba el tiempo de ir a mores, vamos que la fruta del bardial estaba madura pa comela, y había que dejar el cilindrín escondiu en la bragueta. Bueño, quiero decir que estaba yo por Bueño, en mitad del medio de un bosque, de Bueño, claro y tropecé con una seta, en realidad echomi la zancadilla, derribau estaba en el suelu cuando vi baxar de la amanita muscaria un trasguín que mi dixo que yera hora de dexame de andar faciendo llicores, que onde diba dir un mamayón como yo pañando setes y estropeandoyos les casetes, que si no mi daba vergoña y que a ver si miraba onde posaba’l pie y encomendomi una nueva misión andar a la gueta de animalinos desconocíos y a ello ando, no vaya a ser que guelva el trasgu y mi de un sustu como el otru. Esti ye el últimu que encontré y como mi tira la vena cocinera doyti taimen la receta pa catalu. Eso no mi lo dixo’l trasgu, no-i lo chives, que no se entere no vaya enfadase.
CATOBLEBAS
El catoblebas (catón bleblus) como animal anfibio que es, mira hacia el agua principalmente la de los océanos, mares, lagos, lagunas, ríos, arroyos, torrentes, fuentes, veneros, hontanares, géiseres, pantanos, estanques, charcas, ciénagas y charcos e incluso de depósitos, piscinas, acuarios, bañeras, cantimploras, garrafas, garrafones, barriles, barricas, bocoys, pipas, mediaspipas, calabazas, vasos, porrones, botijos, botellas y cualquier otro recipiente capaz de contener agua siempre con cara de tener mucha sed, aunque luego no bebe, pero sí sus amigos. Es de cuerpo fusiforme, cabeza aplanada y boca muy ancha. Color pardo-grisáceo-verdinegro por el flanco ocular y verdinegro-grisáceo-apardado por el vientre. Patas endebles y tendencia a la introspección depresiva congénita e inmarcesible. Carece de ovas y escamas, pero aunque tiene poca vida posee mucha libertad. Sus carnes apretadas despiden un profundo aroma a algas marinas, en el paladar se comportan con suprema educación dejando un ligero y sutil sabor a oro en el gusto, una delicadísima fragancia floral selvática en el retrogusto y un emboque a frutas del bosque en el potsgusto. El catobleblas posee un extraño poder, si alguien ve su reflejo en el agua se transustancia en catobleblas y este en alguien. Así Marina d’Or, bellísima chiquilla de treinta y tres años de edad, estaba contemplando su imagen en el agua del Mediterráneo, en un esplendente amanecer cual narciso o nenúfar femenino, cuando un catobleblas ensimismado se acercó a la ribera del piélago a admirar la enormidad del mar, en ese momento e inadvertidamente Marina d’Or vio su imagen reflejada en las puras y cristalinas aguas, la del catobleblas, no la suya y se transustanció en catobleblas y el catobleblas en Marina d’Or. El catobleblas transubstanciado en Marina d’Or contemplaba la imagen de Marina d’Or transustanciada en catobleblas reflejada en el agua y se transustanciaba en catobleblas y Marina d’Or en Marina d’Or, quien a su vez contemplaba la imagen del catobleblas en el agua y se transustanciaba en catobleblas y el castobleblas en Marina d’Or, así sucesivamente hasta que el oscuro manto de la noche vino a impedirles ver su reflejo en el agua, y Marina d’Or se retiró a sus aposentos como Marinad’Or y el catobleblas se quedó a la orilla del líquido elemento cabizbajo y perdidamente enamorado. Pero las transubstanciaciones de Marina d’Or en catobleblas y el catobleblas en Marina d’Or y viceversa, tendrían una extraña consecuencia, porque cada transubstanciación venía seguida del nacimiento de una piscina, un SPA, un agujero de golf, un bloque de apartamentos, un baño turco, un baño de lodos; surgiendo de la nada una inmensa ciudad de vacaciones en el litoral de Castellón, que fue bautizada con el nombre de Marina d’Or, en honor a la chiquilla tantas veces transubstanciada. Al catobleblas promotor de las transubstanciaciones y por tanto de la transformación inmobiliaria de la costa castellonense, le fue imputado un delito por malversación, dos por cohecho, tres por estafa, cuatro por soborno, cinco por prevaricación, seis por enriquecimiento ilícito y siete por San Festín, siendo Conde Nado a cumplir una gruesa de años en la misma cárcel que los Albertos. Le fue impuesto un indulto a posteriori cuando un juez de vigilancia extracarcelaria comprobó, in situ, que el pobre catobleblas es un animal irracional, inocente e inexpresivo, siendo por ello recogido de la vía pública y encerrado en una jaula del zoo ilógico jurispendientis. Malas lenguas dejaron correr su insidioso veneno apuntando a que el juez se quería llevar al catobleblas a su pueblo natal, en el litoral cantábrico, o al de su consorte en las Rías Baixas.
HÍGADO DE CATOBLEBLAS CON BOLETUS EDULIS Ingredientes:
Cuatro medallones de hígado de catobleblas de unos trescientos treinta y tres gramos cada uno. Seiscientos sesenta y seis gramos de boletus edulis bien limpios y cortados en láminas muy finas. Cincuenta y cinco gramos de mantequilla maitrê d’hotel. Ciento once gramos de mantequilla en pomada. Cinco y media escalonias picadas muy finas. Dos y cuarto dientes de ajos picados muy finos. Gramo y octavo de perejil picado muy fino. Aceite de oliva virgen. Vinagre de sidra. Sal. Pimienta.
Poner al fuego una sartén amplia con un chorro grueso de aceite de oliva virgen. Cuando esté bien caliente freír con rapidez los boletus. Escurrir. Poner en otra sartén la mantequilla, las escalonias, el perejil y el ajo, cuando tome calor agregar los boletus, revolver. Dejar hasta que el jugo de los boletus se haya consumido. Sazonar con un vuelo de sal y un polvo de pimienta. Distribuir en cuatro platos. Sazonar con un vuelo de sal y un polvo de pimienta los medallones de hígado. Untar con la mantequilla maitrê d’hotel. Asarlos a la parrilla. Enjuagar bien y colocar sobre el lecho de boletus. Rociar con un riego muy fino de vinagre bien caliente.
Abrazos Villarroel: Esti sábado fui a pescar un catobleblas con los güeyos tapaos nel agua de la cisterna pero nun tuve suerte y na más que pesqué un pez soluble que desapareció al poco. Otro día a ver si tengo más fortuna y pueu preparar la receta. Salú.
5 comentarios:
Suarón empieza a descubrir el punk
O tempora a mores, como farfullaban los vieyos antes de inventase la dentadura postiza, que si lo decían en primavera es que llegaba la época de follar y si era por la seronda llegaba el tiempo de ir a mores, vamos que la fruta del bardial estaba madura pa comela, y había que dejar el cilindrín escondiu en la bragueta.
Bueño, quiero decir que estaba yo por Bueño, en mitad del medio de un bosque, de Bueño, claro y tropecé con una seta, en realidad echomi la zancadilla, derribau estaba en el suelu cuando vi baxar de la amanita muscaria un trasguín que mi dixo que yera hora de dexame de andar faciendo llicores, que onde diba dir un mamayón como yo pañando setes y estropeandoyos les casetes, que si no mi daba vergoña y que a ver si miraba onde posaba’l pie y encomendomi una nueva misión andar a la gueta de animalinos desconocíos y a ello ando, no vaya a ser que guelva el trasgu y mi de un sustu como el otru. Esti ye el últimu que encontré y como mi tira la vena cocinera doyti taimen la receta pa catalu. Eso no mi lo dixo’l trasgu, no-i lo chives, que no se entere no vaya enfadase.
CATOBLEBAS
El catoblebas (catón bleblus) como animal anfibio que es, mira hacia el agua principalmente la de los océanos, mares, lagos, lagunas, ríos, arroyos, torrentes, fuentes, veneros, hontanares, géiseres, pantanos, estanques, charcas, ciénagas y charcos e incluso de depósitos, piscinas, acuarios, bañeras, cantimploras, garrafas, garrafones, barriles, barricas, bocoys, pipas, mediaspipas, calabazas, vasos, porrones, botijos, botellas y cualquier otro recipiente capaz de contener agua siempre con cara de tener mucha sed, aunque luego no bebe, pero sí sus amigos. Es de cuerpo fusiforme, cabeza aplanada y boca muy ancha. Color pardo-grisáceo-verdinegro por el flanco ocular y verdinegro-grisáceo-apardado por el vientre. Patas endebles y tendencia a la introspección depresiva congénita e inmarcesible. Carece de ovas y escamas, pero aunque tiene poca vida posee mucha libertad. Sus carnes apretadas despiden un profundo aroma a algas marinas, en el paladar se comportan con suprema educación dejando un ligero y sutil sabor a oro en el gusto, una delicadísima fragancia floral selvática en el retrogusto y un emboque a frutas del bosque en el potsgusto.
El catobleblas posee un extraño poder, si alguien ve su reflejo en el agua se transustancia en catobleblas y este en alguien. Así Marina d’Or, bellísima chiquilla de treinta y tres años de edad, estaba contemplando su imagen en el agua del Mediterráneo, en un esplendente amanecer cual narciso o nenúfar femenino, cuando un catobleblas ensimismado se acercó a la ribera del piélago a admirar la enormidad del mar, en ese momento e inadvertidamente Marina d’Or vio su imagen reflejada en las puras y cristalinas aguas, la del catobleblas, no la suya y se transustanció en catobleblas y el catobleblas en Marina d’Or. El catobleblas transubstanciado en Marina d’Or contemplaba la imagen de Marina d’Or transustanciada en catobleblas reflejada en el agua y se transustanciaba en catobleblas y Marina d’Or en Marina d’Or, quien a su vez contemplaba la imagen del catobleblas en el agua y se transustanciaba en catobleblas y el castobleblas en Marina d’Or, así sucesivamente hasta que el oscuro manto de la noche vino a impedirles ver su reflejo en el agua, y Marina d’Or se retiró a sus aposentos como Marinad’Or y el catobleblas se quedó a la orilla del líquido elemento cabizbajo y perdidamente enamorado. Pero las transubstanciaciones de Marina d’Or en catobleblas y el catobleblas en Marina d’Or y viceversa, tendrían una extraña consecuencia, porque cada transubstanciación venía seguida del nacimiento de una piscina, un SPA, un agujero de golf, un bloque de apartamentos, un baño turco, un baño de lodos; surgiendo de la nada una inmensa ciudad de vacaciones en el litoral de Castellón, que fue bautizada con el nombre de Marina d’Or, en honor a la chiquilla tantas veces transubstanciada. Al catobleblas promotor de las transubstanciaciones y por tanto de la transformación inmobiliaria de la costa castellonense, le fue imputado un delito por malversación, dos por cohecho, tres por estafa, cuatro por soborno, cinco por prevaricación, seis por enriquecimiento ilícito y siete por San Festín, siendo Conde Nado a cumplir una gruesa de años en la misma cárcel que los Albertos. Le fue impuesto un indulto a posteriori cuando un juez de vigilancia extracarcelaria comprobó, in situ, que el pobre catobleblas es un animal irracional, inocente e inexpresivo, siendo por ello recogido de la vía pública y encerrado en una jaula del zoo ilógico jurispendientis. Malas lenguas dejaron correr su insidioso veneno apuntando a que el juez se quería llevar al catobleblas a su pueblo natal, en el litoral cantábrico, o al de su consorte en las Rías Baixas.
HÍGADO DE CATOBLEBLAS CON BOLETUS EDULIS
Ingredientes:
Cuatro medallones de hígado de catobleblas de unos trescientos treinta y tres gramos cada uno.
Seiscientos sesenta y seis gramos de boletus edulis bien limpios y cortados en láminas muy finas.
Cincuenta y cinco gramos de mantequilla maitrê d’hotel.
Ciento once gramos de mantequilla en pomada.
Cinco y media escalonias picadas muy finas.
Dos y cuarto dientes de ajos picados muy finos.
Gramo y octavo de perejil picado muy fino.
Aceite de oliva virgen.
Vinagre de sidra.
Sal.
Pimienta.
Poner al fuego una sartén amplia con un chorro grueso de aceite de oliva virgen. Cuando esté bien caliente freír con rapidez los boletus. Escurrir. Poner en otra sartén la mantequilla, las escalonias, el perejil y el ajo, cuando tome calor agregar los boletus, revolver. Dejar hasta que el jugo de los boletus se haya consumido. Sazonar con un vuelo de sal y un polvo de pimienta. Distribuir en cuatro platos. Sazonar con un vuelo de sal y un polvo de pimienta los medallones de hígado. Untar con la mantequilla maitrê d’hotel. Asarlos a la parrilla. Enjuagar bien y colocar sobre el lecho de boletus. Rociar con un riego muy fino de vinagre bien caliente.
Salú, pesetes y fuercia enes braguetes.
Manolo Villarroel
Abrazos Villarroel: Esti sábado fui a pescar un catobleblas con los güeyos tapaos nel agua de la cisterna pero nun tuve suerte y na más que pesqué un pez soluble que desapareció al poco. Otro día a ver si tengo más fortuna y pueu preparar la receta.
Salú.
Home empezando a descrubir el punk no. Indagando más que hay que probar de tolos palos. Mestizaje musical!!!
Descubriendo la buena música, sí señor. "We are 138"
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