Era Boston, Nueva Inglaterra, en lo más profundo del hecho consumado.
Allá en la aldea de Bstón oí hablar de un sacerdote al que buscaba para confesarme, para confesar mi horrible pecado.
Decían que él era un santo y que adoraba a Dios y que estaba bendecido por Dios.
Y tenía una larga melena como la de un león.
Pero cuando me acerqué a él supe que era un adorador de Satanás, y que llevaba una larga melena como la de un león, como le del tigre que habita en los abismos.
Y alzó la mano para bendecirme, y señalando el suelo dijo "Solve et coagula".
Luego se arrastró por el suelo como un perro y dijo " Mañana irás a misa y adorarás a Dios como una enfermedad". Luego me dormí y soñé con ángeles rebeldes, y al día siguiente fui a misa a adorar a ángeles rebeldes.
El sacerdote estaba allí predicando; y señalaba al cielo y a la tierra; y entonces la iglesia se llenó de moscas que picoteaban en el cuello de los hombres, en el alma de su mentira.
Y cuando ibamos a salir de allí, asustados por las moscas, encontramos frente a nosotros a uno de los ángeles rebeldes, a un mono gigantesco al que los ángeles llaman Behemot, que era el dios de las moscas y del recuerdo. Y sobre la iglesia cayó nieve lentamente, copo a copo, como una maldición para que el hombre no existiera.
Apocalipsis de los dos asesinos.Ediciones La Garúa.
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