Comer barro fue una práctica muy extendida entre las mujeres del siglo XVII, sobre todo entre la nobleza. Aunque dañina para la salud, provocaba el emblanquecimiento de la piel, algo muy valorado en aquella época. Se utilizaba también como método anticonceptivo. Supongo que acabaría eficientemente con todo, y más, si estaba contaminado con virus, deshechos y bacterias.
Parece que esa práctica fue recuperada por la nobleza en la desafortunada visita a Valencia. Buscando dar luz, con su regia solemnidad, recibieron una buena dosis de barro. Los vecinos se sentían abandonados por estamentos e instituciones. También hubo grupos ultras que arremetieron contra el presidente.
La tragedia pone de manifiesto la realidad de un cambio climático que nos va a seguir golpeando con dureza, pese a que algunos lo nieguen. Hay negligencias y dejadeces por parte todas administraciones, en especial del Gobierno Valenciano. Los científicos ya avisaban de la peligrosidad. ¿Dónde estaba el plan de contingencia? ¿Por qué se tardó en avisar a la población?
Deberían comer todos barro. La gente pide menos luchas políticas y más actuaciones porque otra vez el pueblo está salvando al pueblo.
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