Con anterioridad aparece esta novela negra y violenta de "El artista de la cuchilla", lectura que disfruté durante el verano.
Francis Begbie, el psicópata no yonki de Trainspotting, es ahora un reconocido artista plástico, que vive con su preciosa mujer y dos hijas en California. Parece haber olvidado su antigua vida, hasta que recibe la noticia de la muerte de su hijo Sean, de una relación anterior. Así, Francis tiene que volver a Edimburgo a enfrentarse a su pasado y a sus latentes perturbaciones.
Novela imprescindible, descarnada, que también nos habla de las máscaras que esconden las relaciones familiares. Quizá, tras las vidas tan perfectamente felices, se camuflan los demonios.
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