¡Mussolini!
Recio y gordo como un barril de vino;
el gesto pretencioso y altanero;
más dura la cabeza que un puchero
y más verde la cara que un pepino.
Tiranizar a un pueblo fue su sino
y robar como un torvo bandolero,
cubierto con un casco de bombero,
la jeta rufianesca de asesino.
El Papa, que es amigo de ladrones,
le lanza sus sagradas bendiciones
y D´Anunzzio le elogia en un soneto;
y sus tropas, llevando mil pendones,
chatarras, entorchados y galones,
resucitan la voz de Caporetto.
Roger de Flor (1936)
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