Esperamos nuestro turno.
Seguimos hablando
haciendo grandes gestos
con nuestras manos,
escuchamos un suspiro de música
cuando cruzamos una transitada vía,
comemos un poco de pan
y vemos un reflejo de sol
en la ventana enfrente,
reímos y de los labios
contienen un absurdo deseo
por las tetas y los penes,
en una tarde cualquiera
una hormiga cruza nuestra mesa
en una tarde cualquiera
una gaviota cruza nuestro cielo,
leemos los minutos de un poema
volteamos la cabeza y nos entra
un cansancio profundo
nos dejamos caer como si
cien ángeles de negro rubí
nos sostuvieran en el abismo del sueño.
Son de repente las 8am, hacemos el café.
La gente muerte,
esperamos nuestro turno.
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