Abrí la puerta, había dejado las ventanas abiertas y una corriente me hizo estornudar de súbito. La casa está más o menos como la dejaron mis abuelos, quité varios cuadros y retratos y tiré algún que otro mueble viejo. Por la entrada se accede a la izquierda al salón que hace las veces de despacho. Allí tengo la mesa caoba donde mi abuelo leía y hacía sus asuntos de importancia. Instalé un ordenador con conexión a internet y un téléfono agenda. Tengo también una habitación acondicionada para sala de espera, con sofás, un revistero y una pequeña televisión. Al fondo de la casa está la habitación matrimonial dónde a veces duermo y me traigo algún que otro ligue y la enorme cocina comedor.
Revisé el teléfono y tenía una llamada...de mi madre.
-Soy Tonín, me llamaste.¿Qué quieres?
-Se me olvidó decirte que compres La nueva España de hoy, que sale el fascículo de la cocina asturiana.
-Bueno anda, vale.
-¿Ya lo hiciste todo?
-Sí, más o menos. Voy enseguida a comer.
-Bueno, hasta luego, no te retrases mucho.
2 comentarios:
A ver si meyores, de la gripe digo... de lo otru ya nun hay cura. Si topo yo por Pumarín al Detective Antonio igual lu contrato.últimamente tan desapareciendo muncho ecuatorianos en extrañes circumstancies pol cascu vieyu de Pumarín, no se eh? pero igual hay casu...
Gracies ho. Ya toi recuperao. De lo otro cad vez peor
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