Como un tonto, inmigrante de la vida, se quedó cuando vio pasar su autobús y a pesar de que apenas le quedaban 400m para la parada y que la cola se habría como una cuerda de auxilio no alteró su paso y su expresión siguió fría, matinal.
Una vez más llegó tarde al trabajo y aguantó la bronca, tormenta otoñal cargada de viento y hojas caídas, de nuevo sin inmutarse.
3 comentarios:
Sí, estas cosas pasan...
A Suarón no, que ahora viaja en coche...
Si tengo moral, veréis en el próximo post a qué me refiero
;-)
Saludos a tod@s
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