Desgraciadamente la esperada exhumación del dictador y genocida Francisco Franco se convirtió en un espectáculo televisivo y una velada propaganda política. Fue más una exaltación y un último homenaje franquista que un reparo del daño causado.
Debería haberse hecho con más discreción y condena.Y mientras permanezcan los miles de cuerpos sin identificar tanto en el Valle de los Caídos como en las cunetas no se habrá avanzado mucho.
También sacaría todos los cuerpos posibles, devolviéndolos a los familiares y destruiría ese sitio. Habría que reconstruirlo con un nuevo monumento a la paz. Ahora se me está ocurriendo uno: UN GRAN COÑO INSUMISO, que en sustitución de la cruz presidiría el valle.
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