Las fiestas de San Mateo 2019 llegaron a su fin. Por mucho que nos las quieran vender como un gran éxito, fueron unas fiestas marcadas por la mediocridad. Sí es verdad que el nuevo consistorio tuvo poco tiempo para organizarlas, pero el sabor general es de fracaso.
El cambio de escenario de los conciertos a la Losa ha sido un fraude. El encanto y el ambiente que da la Catedral es imprescindible. Conciertos de menor repercusión y afluencia pueden y deben organizarse perfectamente allí. La Losa, aunque cuenta con más capacidad, tiene una acústica paupérrima y el entorno ofrece poco para tomar y comer algo.
Un tiovivo de los años 50 ocupaba una Plaza de la Catedral desangelada, dando sensación de tristeza.
Como si volviésemos a las antiguas Fiestas de la Herradura, donde orquestas, bocatas y bebidas, llenaban el Parque San Francisco y el Bombé, las casetas tuvieron bastante éxito. Me parece bien, pero ¿por qué no pueden estar todos los bares representativos de la ciudad allí?El Bulevar de Gascona, Manuel Pedregal, La Corredoria, Pedro Miñor...unas adjudicaciones un tanto oscuras dando preferencia a los amigos de Otea.
No quieren chiringuitos políticos, pero cierta prensa le encanta enseñar fotos de la legión española y afiliados a VOX en un conocido establecimiento mateíno.
En fin, al final gobierne quien gobierne, la alegría y las ganas de fiesta la pone gente. Y esa casi nunca falta.
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