Las colinas oscuras semejan pájaros, se levantan y
se esconden detrás del horizonte.
Una nube persigue la luna como una novia desesperada, como un relámpago que se
desvanece.
Las figuras humanas se deslizan desprendidas del drama de la vida.
Cuando traspasan el límite, un sol ardiente intenta descubrir el día, pero la
oscuridad se hizo espesa y confundió los destinos.
Entonces un gato negro, gigante, avanza con predominio.
Los ojos verdes, encendidos, alumbran la ruta que comienza a delinearse.
El gato avanza, le fosforecen los colmillos y con las uñas aparta las últimas
estrellas.
Nidia di Giorgio
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