3/2/09

CONFUSIÓN Y VICIOS DE LA CORTE

Mulas, médicos, sastres y letrados,
corriendo por las calles a millones;
duques, lacayos, damas y soplones,
todos sin distinción arrebujados;
gran chusma de hidalguillos tolerados,
cuyo examen lo hicieron los doblones,
y un pegujal de diablos comadrones,
que les tientan la onda a los casados;
arrendadores mil por excelencia;
metidos a señores los piojosos;
todo vicio, con nombre de decencia;
es burdel de holgazanes y de ociosos,
donde hay libertad suma de conciencia
para idiotas, malsínes y tramposos.
Diego de Torres Villarroel, (Salamanca, 1694 - 19 de junio 1770) fue entre otros oficios ermitaño, bailarín, alquimista, matemático, soldado, torero, estudiante de medicina, curandero, astrólogo y adivino. Siendo estudiante se ganó el apodo de piel de diablo, huyó de las consecuencias de sus desmanes a Portugal emprendiendo una vida aventurera.
A su regreso a Salamanca para ganarse la vida montó un pingüe negocio editorial como escritor de almanaques y pronósticos anuales bajo el seudónimo de "El gran Piscator de Salamanca", género de periodismo popular del que fue uno de los fundadores y con el que se hizo famoso, ya que mucha gente recurría a él para saber del futuro.
En el Almanaque de 1724 pronosticó con acierto la muerte del joven rey Luis I, que falleció el 31 de agosto de ese mismo año. Había profetizado que moriría en "el rigor del verano de 1724". Además también vaticinó el Motín de Esquilache y la Revolución Francesa.
En 1723 marchó a Madrid en donde al principio sufre hambre y miseria pero por su buen don de gentes hace amistades de buena condición los cuales le ayudan.
Estudia medicina y se gradua en la ciudad de Ávila. Fue nombrado vicerrector de la Universidad, pero decidió buscar fortuna en Madrid, aunque pasa miseria al principio, sobreviviendo bordando para un vendedor de la Puerta del Sol.
En esta época se plantea incluso dedicarse al contrabando, pero lo salva la Condesa de Arcos. Fue escritor de la Gaceta de Madrid en donde cuenta los cotilleos de la ciudad. A causa de un fenómeno de poltergeist en la casa de la condesa de Arcos y su fama como mago, fue llamado por esta para desencantarla durante once noches; no lo consiguió, pero eso le permitió un puesto como criado de su casa, a cama y mantel, y allí permaneció, pues, otros dos años.
En su palacio lee y escribe en abundancia, sin embargo en sus apariciones públicas se burlaba de la vanidad y falsedad de las clases altas y es expulsado de Madrid por el Real Consejo debido su carácter excéntrico, huyendo entonces a Salamanca.

De nuevo en tierras salmantinas, Villarroel descubre que la cátedra de matemáticas en la Universidad está libre y decide presentarse a los exámenes por oposición. Tan solo tenía un rival para ello al que derrotó consiguiendo mejor resultado final y logrando la ansiada cátedra que hacía más de treinta años que no ocupaba nadie, debido a la incultura y dejadez que había sufrido dicha ciencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen "oficio" ese de "estudiante de medicina", vive Dios.

Muchos oficios tuvo ese ajedrecista, Villarroel, pero yo le gano a mi antepasado: campesino, botones, guardacoches, torero, boxeador, repartidor de perfumería, funcionario, músico, peón de albañil, marino, ayudante de fontanero, carpintero, relojero, pastor, guia de montaña, cocinero, profesor, redactor,
barman...

¿Adivinas quién soy?

Si aciertas pagas unas cañas en el Zielo o el Olivar.

Anónimo dijo...

Buen pie de foto, vive dios; escrito esta mañana, mismamente parece.

David Suárez Suarón dijo...

Plagu, otro gran Villarroel.Contemporáneo y asturiano.Genio de palabras y licores en las montañas. Pagaré esas cañas.

Sorprendente currículum, sí señor.